De vuelta a Andalucía y después de un par de días de reflexión, me gustaría haceros partícipes de las conclusiones surgidas de esta experiencia como entrenador en Holanda.
Primeramente, dar las gracias al Blauw Wit´34 por darme la oportunidad de disfrutar de mi trabajo/pasión, pues la acogida ha sido similar a la de unos amigos en su hogar. Y por supuesto, a la ciudad de Leeuwarden, encantadora y bella capital de Frisia.
Con los amigos de Blauw it´34 en la cantina. |
En cuanto a la experiencia profesional, destacar el aprendizaje de los métodos de enseñanza del fútbol que se aplican en la escuela holandesa. Pero más importante, el valor que se le confiere al deporte en la sociedad de este país. No sólo el competir, sino disfrutar del deporte, de los compañeros, del juego,... esto es lo que me ha cautivado. Y que decir de la educación y el respeto que son posible sentir en cualquier ámbito, no sólo el deportivo. Pero claro amigos, esto es harina de otro costal. Y precisamente, es lo que hace que se cambie la percepción del mundo que te rodea en todos los sentidos. Esta es la verdadera enseñanza que he podido traer de vuelta en el equipaje.
A nivel personal, me quedo con la amistad y amabilidad que he recibido de todas la personas con las que he podido coincidir durante mi estancia, Riske, Douwe, Emile, Dámian, Julián, Joanne, Jorge, Kike,... en fin, se que me dejo algunos, pero la entrada parecería un santoral si no pongo los puntos suspensivos.
No queda más que felicitar y dar la gracias a la RFAF por la oportunidad que me ha ofrecido de mejorar tanto profesional como personalmente, y por su buen trabajo a María Jesús Villodres, encargada de la organización de este proyecto.
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